¿En qué consiste el proceso de vinificación en un vino tinto?
Para elaborar un buen vino se tienen que llevar a cabo un par de procesos que son fundamentales en la vinificación de vinos tintos. Uno es la maceración carbónica con la que se consiguen vinos jóvenes, con un carácter afrutado y el otro es el estrujado y despalillado. Con este último se consiguen unos vinos de mayor calidad.
Proceso de vinificación de los vinos tintos de calidad
El despalillado sirve para separar la uva del racimo para que no aporten sustancias amargas que puedan alterar su sabor. El segundo paso para tener un buen vino es el estrujado. Con él se rompe la piel de la uva y se extrae el mosto de su interior sin estrujar las semillas, ya que estas podrían alterar igualmente su sabor de manera negativa.
Ahora llega el momento de la maceración y de la fermentación alcohólica. Para ello, hay que mantener una temperatura controlada durante varios días. De esta manera, se dota de color al vino por el contacto de los pigmentos de la piel de las uvas. En el mismo depósito donde se ha realizado este proceso, empieza la fermentación para que el azúcar se transforme en alcohol etílica. Una vez se ha conseguido este fenómeno, se extrae el mosto y se vuelve a mezclar. El producto que se ha obtenido se somete de nuevo a una fermentación maloláctica que puede durar entre quince y veintiún días. El último paso es la crianza y el embotellado.