¿Cómo se convierte la uva en vino?

El proceso de vinificación de vinos tintos es algo que se viene realizando desde hace miles de años, pero por suerte, se ha conseguido perfeccionar dando unos resultados muy valiosos. Veamos cuáles son los pasos que se siguen para conseguir un caldo de calidad.

Pasos en la vinificación de vinos tintos

Lo primero, por supuesto, es la vendimia, es decir, la recogida de la uva cuando se encuentra en su punto de maduración adecuado. A continuación, generalmente se siguen dos procesos distintos. Uno es la maceración carbónica y otro el despalillado. Esto último consiste en la separación de las uvas del racimo. De esta forma se evita agregar sabores amargos por la presencia de hojas, ramas u otros restos.

El siguiente paso es el estrujado. Aquí se pasan las uvas desgranadas por una máquina que rompe su piel para llegar hasta el mosto que se encuentra en su interior. La siguiente fase es la de la maceración, momento en el que surgen las características del vino, es decir, su textura, su estructura, color, etc. La fermentación es el proceso por el que el azúcar procedente de la fruta se convierte en alcohol y su duración va a variar dependiendo del tipo del vino, pero normalmente es entre diez y catorce días.

Después de este procedimiento viene el cambio a otro recipiente y después el prensado para conseguir un vino rico en taninos y en aromas. Para conseguir adaptar el ácido del vino al paladar hay que someterlo a otro proceso de fermentación conocido como maloláctica. El siguiente paso será depositar el vino en barricas de roble y por último el embotellado y almacenaje.